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Impacto del covid-19 en las personas migrantes en España

29 junio, 2020 | 0 Comments
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En España viven 5,235,375 extranjeros, un 11.1 % de la población, personas de diversos orígenes y en situaciones diferentes. De todas ellas, en el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) ponemos el foco en las personas migrantes en situación irregular, las recién llegadas y/o las que están en situación de mayor vulnerabilidad social. Fruto de nuestra labor de acompañamiento, somos testigos del impacto que el covid-19 está teniendo en sus vidas y, a la vez, del lugar esencial que las personas migrantes ocupan hoy para el sostenimiento de la vida y los cuidados.

Entre las personas más vulnerables se encuentran las personas migrantes

Hemos oído repetidamente que el coronavirus nos puede afectar a todas por igual, es cierto, pero también es cierto que el impacto que tendrá en nuestras vidas será muy diferente. El virus no diferencia entre unas personas u otras, pero el grado en el que estamos expuestas a él, la atención médica que podemos recibir si nos contagiamos o lo que va a suponer en nuestra vida la crisis económica generada, no son el mismo. En esta situación todos y todas sufrimos, pero habrá quien sufra más y durante más tiempo.

El motivo del desigual impacto de esta pandemia tiene que ver con la desigualdad previa. La desigualdad de partida comporta una desigualdad en las consecuencias. Una desigualdad conocida y estudiada, pero que ahora se ha hecho más visible y profunda. El covid-19 nos muestra una realidad, la de las precarias condiciones de vida y de trabajo a las que sometemos a las personas que han migrado:

  • Destaca su importante presencia en sectores económicos que se han interrumpido drásticamente, como los cuidados, el turismo o la construcción. Esto ha comportado que muchas personas pierdan su trabajo y vivan con angustia la dificultad de encontrar un nuevo empleo en tiempo de crisis, porque no hacerlo podría suponer perder sus permisos de residencia y trabajo. Para las personas en situación irregular, el escenario es todavía más grave, puesto que, además de perder su fuente de ingresos, no podrán acceder a las ayudas públicas surgidas para hacer frente a la interrupción de la actividad económica.
  • La precariedad laboral conlleva la dificultad para acceder a una vivienda digna; esto ha obligado a muchas personas a confinarse en lugares insalubres, hacinadas o conviviendo con personas a las que no se conoce. El confinamiento ha sido más extremo para las personas en situación irregular que, ante un incremento de la presencia de los cuerpos de seguridad en el espacio público, han evitado salir a la calle, incluso estando enfermas.
  • En el futuro inmediato, se prevé un empeoramiento de la situación económica, que muchas personas atravesarán sin redes o vínculos sociales de apoyo, porque, aunque entre las migrantes existen redes de solidaridad muy fuertes, no siempre pueden ser de ayuda ante la falta de recursos económicos o la búsqueda de empleo.

Entre las personas esenciales están las personas migrantes

Hemos hablado de lo esenciales que son, en España, las mujeres trabajadoras del hogar o lo necesarios que son los temporeros que recogen fruta. Ellas y ellos son mayoritariamente migrantes. Ellas y ellos son esenciales para sostener nuestra vida y nuestros cuidados. Es paradójico que, siendo esenciales, sean noticia por las condiciones de indignidad en las que viven o trabajan. Unas condiciones que tampoco han surgido con la pandemia, existían antes: trabajos por horas, en condiciones extremas, con salarios muy bajos y que obligan a las personas a vivir al día.

Podríamos decir que esta pandemia ha puesto luz sobre cómo vulnerabilizamos a una parte de la población migrante, justamente aquella que es esencial para sostener lo esencial de nuestras vidas. Es una realidad dura y doliente, pero ante la que nos situamos con la esperanza y el deseo de transformarla. Una esperanza que es activa y política, que nos implica y nos invita a dar pasos en una dirección: menos hostilidad y más hospitalidad.

Tenemos por delante el reto de generar dinámicas que ayuden a construir hospitalidad y erradicar la hostilidad, a nivel institucional, y también en lo personal y comunitario. Algunas propuestas en las que podríamos avanzar:

  • Menos hostilidad podría ser cerrar definitivamente los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) que, en España, están vacíos desde el 6 de mayo. El Ministerio de Interior ha anunciado que se reabrirían a la vez que las fronteras internacionales, en cuanto sea posible volver a ejecutar expulsiones. Hacerlo es continuar alimentando la hostilidad, a través de una medida (la del internamiento) que es injusta, arbitraria y que no tiene en cuenta la vulnerabilidad de las personas. Por el contrario, desde SJM y otras muchas organizaciones, creemos que, si en este tiempo de pandemia hemos podido vivir sin CIE, queremos vivir sin CIE.
  • Menos hostilidad tiene que ver también con romper la distancia, aquella que nos impide ver las condiciones de vida a las que sometemos a las personas recién llegadas, para reconocerlas como una injusticia, denunciarlas y transformarlas.
  • Más hospitalidad podría traducirse en España, en un proceso de regularización extraordinaria. Desde SJM hemos reiterado que las circunstancias actuales son favorables para considerarlo, aunque requiera tiempo, debate político y recursos para que tuviera éxito. Creemos que sería la forma más efectiva de proteger a las personas más vulnerables y por ello se justifica.
  • Más hospitalidad sería también hacer un ejercicio, individual y comunitario, de práctica de la fraternidad real. Porque si realmente sintiéramos que quien tenemos delante es nuestra hermana/o, no solo predicaríamos la fraternidad, también la pondríamos en práctica. Practicar la fraternidad supone estar incondicionalmente, acompañar, celebrar y compartir la vida. El primer paso podría ser preguntarnos cuántas personas migrantes forman parte de nuestro círculo (personal, comunitario e institucional), qué lugar ocupan y si es suficiente para construir juntas espacios de acogida, hospitalidad y fraternidad real.
1 Texto elaborado por la autora a partir de su presentación en el Webinar organizado por Entreculturas, en torno a la emergencia global por covid-19.
2 La autora es Coordinadora del Servicio Jesuita a Migrantes – España.
IMAGEN: Sol Quiñonez
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